«Gusanitos» para los cortadores de cabezas

La globalización, que tiene cosas para reír, llorar o directamente echar instancia para otro planeta, alcanza a los rincones más remotos. Uno de episodios más surrealistas que he presenciado en todos estos años de viajera profesional tuvo lugar en Malasia. Fue en su estado de Sarawak, en la isla de Borneo, donde hay que remontar en canoa por esa autopista entre la jungla que es el río Lemanak para compartir unos días con los iban, los antiguos cortadores de cabezas.

Hace bastante que estas tribus indígenas aparcaron la fea costumbre de rebanarle el pescuezo a sus enemigos. Sin embargo, al igual que otros tenemos la foto de la abuela enmarcada en el salón, a la entrada de sus casas comunales o longhouses cuelgan como macabro souvenir ristras de cráneos conseguidos como trofeo por algún tatarabuelo.

Estas aldeas, más auténticas a medida que uno se interna más y más por este descomunal laberinto anfibio, constan de apenas unos puñados de palafitos alzados sobre pilotes para protegerse de las crecidas del río y de los animales (ello, todo sea dicho, no logra evitar que por ellas campen a sus anchas arañas dignas del Guiness y cucarachas veloces y orondas como casi un ratón). El calor y la humedad son asfixiantes y el mero hecho de caminar entre la espesura de sus bosques lluviosos conlleva acabar embarrado hasta las cejas.

Atuendo tradicional de los iban
Atuendo típico, cada vez más en desuso, de los iban

Los iban, como antaño, viven sobre todo de la caza, la pesca y algún mínimo cultivo. Las condiciones de vida llevan tiempo obligando a sus jóvenes a asentarse fuera de sus territorios, e incluso los que se quedan han abandonando muchas de sus costumbres. Hoy casi todos visten a la occidental, en contraste con los muy viejos, que todavía se adornan con abalorios de plumas y lucen tatuajes por todo el cuerpo que dan fe de su valor al tiempo que narran su historia pintada en la piel.

Para llegar a sus tierras será preciso contratar un guía a riesgo si no de desaparecer entre los mil y un brazos de este río cercado de jungla. Es también el guía quien te advierte de que, antes de asomar por un poblado iban, debes buscar un regalo para todos y cada uno de los miembros de la aldea. Lo contrario sería una descortesía.

Contra todo pronóstico, la tarea resulta fácil. No habrá que estrujarse la cabeza ni hacer mucho dispendio para hacerse con tanto presente. En los últimos pueblos civilizados junto al río, habitados mayormente por malayos de origen chino famosos por no dejar escapar el negocio, a los visitantes a punto de embarcarse por el Lemanak les despachan inmensos fardos de chuches convenientemente empaquetadas para distribuir entre sus anfitriones.

Así, tras cenar con ellos sobre las esterillas del porche en el que hace vida común toda la aldea, uno por uno irán desfilando para recoger su bolsa de gusanitos, de cheetos o de doritos. Desde el primer niño hasta el último anciano.

Fiesta en una aldea Iban
Fiesta de bienvenida a una aldea Iban
Una servidora haciendo entrega de las chuches
Una servidora entregando las «chuches»
Reparto de gusanitos entre el poblado
Posterior reparto de los «gusanitos» entre cada miembro del poblado

Os dejo este vídeo en el que acercarse a la vida de los iban.


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Andres Torres
8 años hace

Tengo muchas ganas de recorrer el mundo de esa manera, de tomar algunos paquetes vacacionales y perderme por un tiempo.
Por supuesto, Malasia esta en a lista

Katia
11 años hace

Qué recuerdos, yo visité el mismo poblado el 2009 y veo las mismas caras en las fotos. Deben estar forrados a gusanitos, colorantes y conservantes.
Mi experiencia en el poblado y en Malasia en general fue espectacular, no hay que dejar de vistar cada rincón del mundo.

11 años hace

Bueno Elena, te agradezco el comentario y tu sinceridad sobre Malasia. Creo entonces que es mejor ir con no demasiadas expectativas para que el viaje no se me haga muy deprimente…. Pero una cosa tengo clara, los Iban los visito aunque haya que llevarles gusanitos a mansalva….. Ya te contaré como me ha ido por aquellos lares….Muchas gracias por los consejos!!! Saludos. Fran Soler

11 años hace

Imaginaba lo de los regalos, pero no que fueran gusanitos…Me da rabia llevar chucherías cuando visito un poblado ( ya me pasó con las mujeres jirafa) pero me iré haciendo el cuerpo si al final los visito en mi próximo viaje a Malasia! Desde luego más miedo me dan la arañas que los iban…. Saludos y felicidades por el blog!!

@electricjoker
12 años hace

Un artículo muy interesante. Hay que tenerlos bien puestos, en este caso puestas, para visitar estos sitios aunque se sepa que ya no cortan cabezas a diestro y siniestro.
En mi caso sería incapaz, aunque si lo tuviese que hacer por algún motivo en especial, seguramente, sería con una buena reserva de dodotis.
De vez en cuando, se ven buenos blog en la red.
Sigue así.

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