Los amigos de lo paranormal garantizan que no hay lugar en la tierra con más fantasmas por metro cuadrado. Fruto de sus mil y una batallas entre los clanes de antaño, el país de las gaitas, los kilt y el mejor whisky de malta reúne por sus geografías algunos de los castillos más despampanantes de Europa, cada uno con hasta varios fantasmas con mando en plaza.
En Escocia, uno llega a creérselo casi todo. Sus páramos barridos por los vientos, sus acantilados y sus lagos carcomidos de brumas lo ponen fácil para imaginar a kelpies, sidhies, duendes y el resto del elenco de seres prodigiosos que habitan estos parajes. Si a ello se le suman unas buenas pintas en algún pub local, será imposible no darle crédito a las historias espeluznantes de los fantasmas que vagan por hasta los más visitados de sus castillos: desde el que domina Edimburgo o el tantas veces reflejado en el cine de Eilean Donan, hasta las inquietantes ruinas del de Dunnottar o el de Urquhart, posado sobre las aguas del mismísimo lago Ness.
Algunos de los antiguos propietarios de mansiones hoy abiertas al público como Haddo House o House of the Binns parecen resistirse a marcharse al otro mundo, y desde espiritistas hasta absolutos descreídos confiesan haber sentido un repentino descenso de la temperatura en la sala del castillo de Dunrobin que perteneciera a Margaret, la hija del 14 Conde de Sutherland que se despeñó por la torre mientras trataba de fugarse con su amante.
Si te apetece seguir leyendo sobre estos castillos encantadores y encantados, en muchos de los cuales podrás hacer noche porque se han reciclado en el hotel, pincha para acceder al reportaje que sobre ellos acabo de publicar en El Español.
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