Échale la culpa a las Quirimbas

La idea de abrir este blog venía gestándose de antes. O estás en Internet, o te quedas más pasado que el Málaga Virgen. Como nunca veía el momento, al final ha sido la posibilidad de arrancarlo desde este archipiélago del Índico con nombre de Cochinchina lo que lo ha acelerado todo.

Una no puede decirle todos los días al mundo “que me voy a las Quirimbas”. O sea que, empeñada en salir al ciberespacio desde estas islitas de postal en la costa de Mozambique, atraqué a mis amigos de Andamira para que, en un tiempo récord, le dieran forma a esta página. Por aquí iré contando lo que voy viendo allende los mares, o los lugares, situaciones y personajes más curiosos con los que me he ido topando en estos ya veinte años de profesión en los que he dado más tumbos que el baúl de la Piquer!

También atenderé un consultorio al que cualquiera podrá entrar a pedir consejo sobre el destino al que esté pensando escaparse. Tengo cierto “callo” en orientar a los viajeros gracias a que en mis tiempos de estudiante trabajé como guía varias temporada y pude comprobar infinidad de veces cómo lo que a unos les apasionaba a otros directamente les horrorizaba. Entre los viajeros, como en botica, puede encontrarse de todo.

Además, como llevo tanto tiempo viajando por cualquier esquina del mundo para elaborar reportajes para algunas de las principales revistas de viajes del país, antes de cada verano son decenas los amigos o amigos de amigos los que me llaman para que les eche una mano a decidirse por un lugar ou otro. O para preguntarme cuánto tiempo merecería la pena quedarse en un sitio, si convendría o no montárselo por libre…

Pues bien, ahora seguiré respondiéndoles con la claridad y la honestidad con la que he procurado hacerlo siempre, pero online.